Ni bien Pablo terminó de hablar, Luciana, llena de una confusión de sentimientos, se abalanzó sobre él y en medio del pecho le incrustó el crucifijo de su abuelo. En ese instante, al dar la media noche el cuerpo de Pablo se redujo en un polvo de color rojo oscuro al hacer contacto con el crucifijo de Luciana. De este polvo, sobresalió el crucifijo de Luciana que cogió rápidamente.
Los amigos de Luciana, escucharon un forcejeo y en ellos los quejidos de Luciana, subieron inmediatamente en busca de ella. Piero tomó la delantera, mientras el resto de sus amigos se dividieron en parejas para buscarla.
Asustada, adolorida y consternada por la situación, Luciana decidió subir hasta el piso 10 del bloque de edificios, para buscar a su querido Piero. Cuando llegó al último piso del pabellón “E”, casi y podía respirar, estaba demasiado débil, por la mordida que Pablo le había dejado en el cuello, repentinamente se desmayó.
Piero llegó lo más rápido que pudo y encontró inconsciente a Luciana, tendida en el suelo y sin poder creer lo que estaba mirando delante de él. Los demás amigos llegaron al cabo de un rato y casi y podían creer lo que veían. Luciana estaba pálida, con los ojos nublados y la marca de una quemadura de crucifijo en sus manos.
Thalía, Carol y Jonathan fueron en busca de ayuda médica para su pobre amiga. Mientras lloraban consternados por el macabro suceso. Santiago y Piero se quedaron contemplando el cuerpo de su estimada Luciana. La llevaron a una clínica local donde los médicos hicieron todo lo posible, pero no lograron salvarla. Ese día fue el más desgraciado para todos y sobre todo para Piero, su novio.
4 años más tarde…
Luciana es una chica callada y solitaria. Si se va a la universidad se la ve ahí y como por un poder extraño de pronto desaparece. Su vida se torna en ir a las clases y a desaparecer. Quizás tiene una amiga, quizás ninguna. Nadie la ve hablar con alguien. Podría catalogársele de “aislada”.
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